Rom 1,1-7; Sal 97,1-4; Lc 11, 29-32
Habiéndose reunido una gran muchedumbre, comenzó a decir: -Esta generación es una generación perversa; busca una señal y no se le dará otra señal que la de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los habitantes de Nínive, del mismo modo lo será también el Hijo del Hombre para esta generación. La reina del Sur se levantará en el Juicio contra los hombres de esta generación y los condenará: porque vino de los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y daos cuenta de que aquí hay algo más que Salomón. Los hombres de Nínive se levantarán en el Juicio contra esta generación y la condenarán: porque ellos se convirtieron ante la predicación de Jonás, y daos cuenta de que aquí hay algo más que Jonás.
El Señor no se queda en demostraciones arbitrarias, sino que remite a la gente a revisar su fe desde los grandes episodios de la manifestación de Dios en el Antiguo Testamento. Comienza con el signo de Jonás, el verdadero significado de la vida del profeta en mención, no consiste en ser salvado espléndidamente entre de las aguas del mar, sino que a pesar de su resistencia inicial, Dios ofrece la salvación no solamente a los israelitas, sino a todos los hombres, representados en ese momento por los habitantes de Nínive. En la misma línea (la salvación universal), va la alusión al testimonio de la Reina del Sur, que se moviliza en busca de una mayor sabiduría. Y ellos, los judíos que tienen la presencia plena de la sabiduría de Dios, en Jesús, no lo aceptan porque no abrieron su corazón al plan salvífico.
Te pedimos Señor, que nuestra fe en ti, no se apoye en signos y prodigios, sino de toda Palabra Redentora que sale de tus labios.